lunes, 7 de enero de 2013

¿En quién radica la solución?



¿En quién radica la solución?
Por: Julián Antonio Gallardo Arbella. Periodista Independiente.
La Habana, Cuba, 08 diciembre 2012.

“El hombre como persona aún está fuera de la solución, se halla en el destierro vagando por el tiempo, su unidad dista mucho por llegar; pero la luz resplandece dentro de él esperando para sacarle de las tinieblas” —Julián Antonio Gallardo Arbella.

El hombre es quien da las soluciones a las dificultades o incidencias que interfieran e intervienen en su vida. Así como, que el punto de vista que llega ha tener de una incidencia o dificultad solo la puede manejar a su conveniencia y para su utilidad la propia persona que se halla inmersa en el incidente o la dificultad.

La aparición de una dificultad o una incidencia no define la vida de nadie, por el contrario, la transforma, genera formas, métodos, vías y soluciones que resultan eficaces para sobreponerse ante la dificultad o la incidencia, erradicándola, en el mejor de los casos o, discriminarla de nuestra vida por siempre.

Si tenemos en cuenta que la persona es el propio vector de su vida, no va a constituir obstáculo alguno la toma de decisiones –como objetivo– de esa persona o, simplemente para quienes busquen un objetivo común.

Saber definir la cuantía de una dificultad o incidencia, su magnitud, implicación, riesgos, responsabilidad, consecuencias... obliga al análisis, no a la justificación, obliga a la meditación, no a la superficialidad, obliga a la reflexión, no a la ligereza, obliga a la solución, no a la evasión o a la excusa, obliga a la determinación y erradicación, obliga al cambio y a la transformación; por lo que la valoración con que defina sus consecuencias lleva implícito la implementación de su potencial –como persona–, 1_de ser capaz para generar nuevas ideas que formen parte de la concepción que aborte ese cambio en función de su objetivo y beneficio; 2_de receptar aquellas otras ideas que se viertan a su transformación; lo que de hecho, como todo cambio que genere prosperidad y beneficios debe ir cargado de transparencia y ser concebido bajo condiciones estructuradas con organización y respeto, manejado por una conducción ética, desarrolladora y consecuente, volcada al entendimiento y a la comprensión, a la tolerancia como resultado de la prudencia, el derecho y la razón.   

La solución de una dificultad o incidencia llama un tanto a mantener una atención hacia quien la ejecuta. Conocer con certeza quién o quiénes es parte de esa solución, es, en síntesis en quien radica la solución.


 “Un horizonte con una proyección más actualizada, cognitiva, eficiente, de alcance y equilibrio global, también es posible” —Julián Antonio Gallardo Arbella.
Autor: Julián Antonio Gallardo Arbella.
Residencia: Calle D # 9 Apto. # 2 e/ 1ª y 2ª Rpto. California. San Miguel del Padrón.
La Habana. Cuba. Zona postal # 10. Código postal 11000.
http:// www.cubansclub.com/profiles/blogs
mailto: juliangallardo.1962@yahoo.com
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yl� � e t ot �$s 5.4pt'>“El hombre como persona aún está fuera de la solución, se halla en el destierro vagando por el tiempo, su unidad dista mucho por llegar; pero la luz resplandece dentro de él esperando para sacarle de las tinieblas” —Julián Antonio Gallardo Arbella.

El hombre es quien da las soluciones a las dificultades o incidencias que interfieran e intervienen en su vida. Así como, que el punto de vista que llega ha tener de una incidencia o dificultad solo la puede manejar a su conveniencia y para su utilidad la propia persona que se halla inmersa en el incidente o la dificultad.

La aparición de una dificultad o una incidencia no define la vida de nadie, por el contrario, la transforma, genera formas, métodos, vías y soluciones que resultan eficaces para sobreponerse ante la dificultad o la incidencia, erradicándola, en el mejor de los casos o, discriminarla de nuestra vida por siempre.

Si tenemos en cuenta que la persona es el propio vector de su vida, no va a constituir obstáculo alguno la toma de decisiones –como objetivo– de esa persona o, simplemente para quienes busquen un objetivo común.

Saber definir la cuantía de una dificultad o incidencia, su magnitud, implicación, riesgos, responsabilidad, consecuencias... obliga al análisis, no a la justificación, obliga a la meditación, no a la superficialidad, obliga a la reflexión, no a la ligereza, obliga a la solución, no a la evasión o a la excusa, obliga a la determinación y erradicación, obliga al cambio y a la transformación; por lo que la valoración con que defina sus consecuencias lleva implícito la implementación de su potencial –como persona–, 1_de ser capaz para generar nuevas ideas que formen parte de la concepción que aborte ese cambio en función de su objetivo y beneficio; 2_de receptar aquellas otras ideas que se viertan a su transformación; lo que de hecho, como todo cambio que genere prosperidad y beneficios debe ir cargado de transparencia y ser concebido bajo condiciones estructuradas con organización y respeto, manejado por una conducción ética, desarrolladora y consecuente, volcada al entendimiento y a la comprensión, a la tolerancia como resultado de la prudencia, el derecho y la razón.   

La solución de una dificultad o incidencia llama un tanto a mantener una atención hacia quien la ejecuta. Conocer con certeza quién o quiénes es parte de esa solución, es, en síntesis en quien radica la solución.


 “Un horizonte con una proyección más actualizada, cognitiva, eficiente, de alcance y equilibrio global, también es posible” —Julián Antonio Gallardo Arbella.

Autor: Julián Antonio Gallardo Arbella.
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